Arq Uda: Proyectos 2018
Palavras-chave:
arquitectos, sociedad, creatividadSinopse
Los arquitectos enfrentan problemas críticos de la sociedad, sus respuestas están en relación con su formación, grado de preparación, creatividad, lectura de la realidad y su entorno, de su ideología, sus prácticas, y, sobre todo, de la cultura a la que pertenecen.
Los problemas que deben resolver, en general, en sus prácticas profesionales son tan urgentes que les distraen la mirada sobre lo trascendente y significativo. Es por esto que el tiempo de formación universitaria es tan importante pues, durante ese proceso, los estudiantes pueden especular con libertad, resolviendo lo urgente, lo contingente, pero a la vez planteando posiciones sobre lo importante, lo trascendente, aunado urgencia e importancia.
Es sustancial que el estudio de la arquitectura se centre en la posibilidad de plantear y dar respuesta a utopías, de hecho, la propia arquitectura debería ser siempre concebida dentro de un marco utópico que permita que el objeto, en el devenir, sea un avance. Utopía como poética de las cosas que devela y asombra, que emociona. La utopía, armonía y pertenencia, que busca la unidad entre el espacio y el ser humano, dignificando y embelleciendo la experiencia humana.
Lo importante, también, comprende el hecho que nada debería ser intrascendente en la arquitectura y que esta se debe y pertenece al lugar porque captura el espacio, se apropia del vacío y lo moldea, recorriendo necesariamente, el camino de lo mimético o el de la diferencia, con toda la diversidad de propuestas posibles entre ellos.
Saber que la arquitectura tiene que ser entendida y apropiada, es ineludible, como lo es que la arquitectura es cultura, en tanto que, la cultura es un vínculo a veces visible y otras no, que une a grupos de personas y que expresa formas de pensar y de vivir. La cultura es inherente al ser humano, es todo lo que aportamos individual y colectivamente. La cultura es una construcción permanente, es diversa y dinámica. Nosotros hacemos a la cultura tanto como esta nos hace a nosotros, afecta nuestra percepción y nuestro comportamiento, así como las emociones y hace parte indivisible de nuestras ideas. La cultura a la que pertenecemos condiciona la estructura de nuestro pensamiento. Nos otorga identidad como individuos y como sociedad. Los valores compartidos nos dan un sentido de pertenencia, unen y separan a la vez. Por lo tanto, es importante reconocerla; su conocimiento, en tanto nuestra, a la vez que otras, expande la visión que tenemos del mundo, nos impulsa a fortalecerla y construirla continuamente. Esa consciencia de nuestra riqueza y potencialidad cultural es esencial en el hecho de diseñar arquitectura, de reafirmar procesos o cambiarlos, para abrir nuevos caminos.
132 páginas
ISBN 978-9942-778-93-2
e-ISBN 978-9942-778-94-9
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