Especie pura del aire
Mots-clés :
poesia, Guayaquil, Cuenca, nitrógeno, aireSynopsis
En Carlos Luis Ortiz la poesía vuelve a tener el refrescante sabor de la pasión vital, del vicio mortal. Especie pura del aire condensa y decanta –en clave de química– sus tribulaciones personales y su irrefutable vocación poética: “Repasar la vida como si fuera a limpiar la madera con cera, / con aceite de mueble, / sentirla, al pasar la mano sobre el paño de una mesa de billar /en un cuarto oscuro, / en un cuarto claro, / para no palpar tan cercano este apocalipsis, /esta sinrazón…”, dice el poeta y cumple su promesa hasta el “FIN” (rúbrica cinematográfica y lapidaria con la que cierra este poemario) sin que su pulso escritural y su impulso emocional desmayen jamás.
A veces hay en este libro un tono, un sonido, un adjetivo que recuerdan algunos momentos de César Dávila Andrade. No es solo el eco de las lecturas, se trata de una suerte de afinidad íntima, vinculada a un profundo sentimiento de desarraigo. Si el gran poeta cuencano se perdió en el espacio, Ortiz parece
extraviado en “la entera desnudez del tiempo”. No es descabellado decir que alma del Fakir –que a comienzos de los años cincuenta trajinó sin hallarse por las calles de Guayaquil–, ha encontrado en la errancia existencial de Carlos Luis Ortiz una continuidad secreta. Escindidos, fracturados, fatalmente heridos, ambos saben hablar de un modo otro con la madre y con los muertos, ambos comparten –visceralmente– los “campamentos de cercana tristeza”.
62 páginas
ISBN: 978-9942-645-69-2
e-ISBN: 978-9942-645-70-8
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