El Fin como perspectiva de humanidad

Autores/as

Laso-Bayas Ramiro

Palabras clave:

filosofía, sociedad, autoayuda, jóvenes

Sinopsis

En su “Ensayo sobre el don”, Mauss interpreta la reciprocidad con el simbolismo del don, más importante que el regalo material, pues incluye compartir valores intangibles y la propia donación en el cuidado de los otros, en el cuidado de la comunidad, en el cuidado del planeta, en el cuidado de la vida. ¿Cuál es el fin último al que nuestro deber ético nos mueve?: esa es la gran cuestión que Ramiro Laso aborda en este libro. La ética del cuidado implica un ejercicio pleno de la reciprocidad sin medida.
La reciprocidad está presente en antiguas tradiciones espirituales de la humanidad; baste recordar, a manera de ejemplo, algunos pasajes que se encuentran en los libros clásicos, como en el evangelio de Lucas: “Dad y se os dará”, o en la sunna de Mahoma: “Ninguno de vosotros es creyente hasta que desee para su hermano aquello que desea para sí mismo”; o en el confucianismo: “Haz tu mejor esfuerzo para tratar a los otros como quisieras que te traten a ti mismo”; o en el taoísmo: “Considera el bien que logra tu hermano como si fuera el tuyo propio”; o como en el hinduismo: “Esta es la plenitud de la rectitud verdadera […] el tratar a los otros como tú mismo quisieras que te traten”. La reciprocidad se ha desarrollado en las sociedades humanas como una norma ética que trasciende motivaciones egoistas y busca contribuir a la realización del otro en la misma forma que uno quiere lograr su propia autorrealización. Frente al cálculo de la razón instrumental, la reciprocidad no lleva cuentas de los dones que ofrece.
La racionalidad instrumental, dado el fin o los fines, trata de determinar cuáles son los medios apropiados para alcanzarlos. La dimensión instrumental considera, planea y obtiene un resultado. Los medios y los fines vienen dados, no son elegidos y las preguntas que se hace son: cuáles son los medios para alcanzar los fines (eficacia) y cómo sacarles el mayor provecho posible (eficiencia). Esta maximización es la que conduciría a la consecución de la mayor satisfacción de fines posible.

La racionalidad substantiva no maximiza, sino armoniza, coordina, alinea y ordena fines de segundo orden, esto es, fines deseados en sí mismos y también orientados al alcance del último fin o felicidad o sumaq kawsay. Vigo dice que el fin último debe ser representado como un fin deseado por sí mismo y no como medio para otra cosa, mientras que todo lo demás ha de ser deseado también por causa de o con vistas a este fin.
Comprender esta diferencia supone un desafío para el ser humano, pues la estructura lógica de la asignación de los medios a los fines (racionalidad instrumental) es distinta de la que se orienta a la elección de los fines mismos (racionalidad substantiva). Sin embargo, esta comprensión es fundamental para la praxis; parafraseando a lo expresado Weber podríamos decir que el aspecto más esencial a definir en la práctica es la elección prudente de los fines. Las interrelaciones humanas no solo ponen en juego un intercambio de medios sino, y sobre todo, de fines, de aprecios o afectos. Estos fines constitutivos incluyen metas tales como las condiciones materiales, la vida familiar, la amistad, la vida social, el desarrollo profesional, la cultura, el arte y la espiritualidad. Bienvenidos a avizorar nuevas perspectivas de humanidad.

246 páginas

ISBN: 978-9942-618-36-8
e-ISBN: 978-9942-618-37-5

Publicado

marzo 8, 2023

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doi

10.33324/ceuazuay.279.556